“Hijos de…” escrita por Claudia Hidalgo, dirigida por Fernando Ocampo, y con Flavia Radrigán como dramaturgista, es la historia de tres hermanos que se reencuentran, tras la muerte de su padre, un militar preso por violación a los derechos humanos.
Años atrás, la actriz, dramaturga y guionista chilena, Claudia Hidalgo, asistía a un taller de dramaturgia que impartía Juan Radrigán, y su hija Flavia, en el cual escribiría “Hijos de…”. Posteriormente, en el año 2011, en un Seminario de Dramaturgia en el Centro de Investigación Teatral La Memoria, Juan, Flavia y Claudia, conocerían a Fernando Ocampo. Desde ese momento, comenzaría la relación que daría cuerpo y forma a una investigación personal de la dramaturga, que también es familiar y generacional de un país.
“Hijos de…” es la historia de tres hermanos que se reúnen en la casa donde una vez fueron niños. Después de mucho tiempo de estar separados, los hermanos se reencuentran con la intención de esperar la llegada del cuerpo de su padre, un militar preso por violación a los derechos humanos que se suicidó en la cárcel a dos días de cumplirse su sentencia.
En la espera, comienzan a recordar anécdotas de cuando eran niños, dejando al descubierto que a veces la memoria y los recuerdos son frágiles. Conforme pasa el tiempo, van apareciendo relatos muy oscuros que, desde la ingenuidad, empiezan a construir una historia familiar muy singular, pero también muy reconocible por todos: abusos, represión, amores y sueños de tres niños que finalmente –por herencia asumida- no pudieron crecer.
El director de “Hijos de…”, el mexicano Fernando Ocampo, destaca que “esta obra es una historia muy obscura de unos niños que se vieron marcados ferozmente por la figura del padre”. Por otra parte, enfatizó que es un gran desafío dirigir un texto que reflexiona sobre nuestra identidad, “a pesar de no ser un texto explícitamente político, “Hijos de…” mantiene rasgos que cuestionan una “política de la identidad”. Un tema que nos cruza a todos”.
Para la dramaturga Claudia Hidalgo, “Hijos de…” comienza al observar que el pasado, está más presente, que el mismo presente, “las relaciones fracturadas producto de la dictadura militar en mi país, la memoria y el olvido, son aquellos temas por los que decido seguir escribiendo. Constantemente recopilo mis recuerdos y mis fracturas, casi obsesivamente, por miedo a olvidar mi pasado. Todo parte desde ahí, somos más pasado, que presente”.
Asimismo, la dramaturgista Flavia Radrigán, valora que “esta obra propone abrir una ventana sellada del pasado para presentar un Chile de hoy, con los problemas habituales de credibilidad y heroísmos fraudulentos. Aquí vemos una fotografía de la realidad y de quiénes somos. La autora solo carga su propia historia y la presenta desde lo que ella ve, como un encuentro familiar”.