El 2 de junio del año 2021, Emilio Agüero, hombre mayor con diagnóstico de Parkinson Plus – y padre de la directora de la obra- cae de su cama mientras dormía. Desde ese momento su diagnóstico cambia y se desata vertiginosamente la sintomatología de una Demencia por Cuerpos de Lewy, quedando institucionalizado y no autovalente. En este escenario, la directora del proyecto inicia un proceso en el que intenta comprender lo sucedido, pero también al hombre que ahora es diferente. En Cuerpo de Lewy, Ignacia Agüero McPherson decide recrear el almuerzo que no pudo ser, con los fragmentos de un padre que no puede estar; buscando conectar con un padre escindido por su demencia.
“Quise hacer una obra sobre cómo la demencia que le fue diagnosticada a mi papá, no solo lo ha transformado a él, sino que, a mí, a mi mamá, a nuestra dinámica familiar también. A veces lo pienso como algo que nos contaminó. Contaminó su cuerpo, su mente, nuestra relación, la vida de mi mamá, el cuerpo de mi mamá. La cantidad de huellas que ha ido dejando ha sido enorme. La demencia incluso rompió lámparas, rompió puertas, sillones, cojines. Rompió una vértebra a mi mamá, etc. Es un huracán. Y ese huracán es íntimo por razones equivocadas, creo yo. El horror es íntimo porque nadie quiere hacerse cargo, ni verlo. Y por eso quiero mostrarlo. Que se hable, que se sepa, que se piense, que se considere”, explica la directora Ignacia Agüero McPherson, quien también realizó la dramaturgia de la obra, con la colaboración de Carlos Briones, Melchor Pino, Juan Diego Bonilla y Martín Acuña.
Cuerpo de Lewy se construye a partir de una investigación escénica sobre la demencia, realizada el año 2023 y que concluye el año 2024, la que cruza teatro, movimiento, arte audiovisual y performance. En escena, un grupo de artistas colabora para generar artificialmente un almuerzo entre una hija y su padre que vive con una demencia por Cuerpos de Lewy avanzada.
“La demencia está muy asociada, en el inconsciente colectivo, a la vejez. Y eso, de alguna manera, la justifica y la normaliza. Y eso a su vez, es un buen argumento para no hacer nada, para no hacerse cargo, para no hablar de ella. Muchas veces, cuando he contado lo que le pasa a mi padre, la gente pierde interés al saber que él es un hombre de más de 80 años. Como si la vejez estuviera condenada a vivirse con demencia. Y eso tiene que ver con que no se sabe suficiente porque no se habla suficiente. Me gustaría que la obra sea un estímulo para que las personas quieran conocer sobre la demencia, y, por ejemplo, sepan que no forma parte del envejecimiento normal”, agrega Ignacia Agüero McPherson.
Por ello, la obra busca dar a conocer la temática de forma lúdica y combatir el estigma que existe en torno a la demencia, logrando así irradiar hacia nuevas audiencias, problemáticas sociales que perjudican a grupos vulnerables.
“El público puede esperar ir a ver una obra que trata sobre una hija que se reúne con la demencia de su padre. Intentamos darle forma a su demencia, y dialogar con ella. ¿Cómo es reunirme con las alucinaciones de mi padre?, ¿con la inestabilidad emocional de mi padre? Es una obra honesta, que comparte lo vivido tras el diagnóstico de mi papá: el cariño, pero también el caos, las contradicciones, el cansancio y el humor. Creo que es una obra descarnada y por lo mismo refrescante”, finaliza la directora.
Reseña
Una hija actriz decide, a modo de ritual, traer a escena el almuerzo que no alcanzó a tener con su padre a raíz de su profundo y fulminante deterioro cognitivo producto de una demencia por Cuerpos de Lewy.
En este almuerzo fabricado artificialmente, la hija espera a su padre, quien solo podrá estar presente a través de réplicas y fragmentos, resultando en un encuentro con un padre constantemente versionado.
Cuerpo de Lewy se pregunta por cómo dialogar con quien no está, o no está como quisiéramos que esté. ¿Cómo conectar con una mente ingobernable? ¿Será posible conectar con alguien hecho de fragmentos? ¿Qué aprender de este padre que olvida y alucina?
Cuerpo de Lewy es entonces una oportunidad para abordar las contradicciones que genera el trauma y desenredar la maraña que este deja. Y es, finalmente, la forma que encontró una hija de conversar con su padre extraviado.
