Tres quinceañeras marginales. Marginales, ambiciosas y físicamente atractivas. Han deseado desde siempre lo que les ofrecen las pantallas de tv, las vitrinas de las grandes tiendas, las gigantografías del Parque Arauco. Y deciden conseguirlo recurriendo a sus propias ventajas comparativas: sus caras lindas, su agilidad de flaytes, su astucia patipelada, su intuición de supervivencia poblacional. Así, escalan edificios de departamentos, por los balcones trepan las mocosas, y dentro roban cosas lindas, algunas la venden, otras las usan, las demases las regalan.
Son las niñas arañas, las niñas que trepando consiguieron amplias portadas y notas de tv. La perfecta metáfora del ethos contemporáneo. En sus voces descubrimos las lógicas particulares para entender el mundo y sus miradas descarnadas configuran una epistemología perfecta del sistema. De asistémicas sólo tienen sus formas: consiguen de manera vulgar lo que otros consiguen elegantemente. Y no hay en ellas nada que sugiera crisis.
Su acción y pensamientos se hallan dirigidos a un único objetivo: huir del destino que la geopolítica les impuso como hábitat, superar de la pobreza, hacerse resilentes.
Las bases síquicas que permiten la conciencia actúan de modo idéntico a toda la especie. Y así desean idéntico a todos pues se les ofrece lo mismo. Y harán lo posible por conseguirlo. Su comportamiento resulta de una coherencia matemática. Lo único incomprensible es la sorpresa generada, las bocas abiertas, las caras pálidas y duras que dicen no comprender qué está pasando con el país.
2 comentarios
Mario
Cuanto dura la obra?
JCSH
Muy buena la obra, al menos la puesta en escena anterior, divertida, sobre todo para estos tiempos que todo el mundo anda estresado…